martes, 30 de abril de 2013

“No hay razones para dudar”



Díaz Rangel, presidente fundador de la Federación Latinoamericana de Periodistas, dijo a Página/12 que la oposición comete un error al desconocer la juramentación de Maduro y que en el país hubo clima de golpe de Estado.

Eleazar Díaz Rangel dirige el periódico Ultimas Noticias, el de mayor circulación en Venezuela: vende 180 mil ejemplares de lunes a sábado y 320 mil los domingos. El diario fue fundado en 1941 y es considerado un tabloide popular, que trata de tener una línea editorial equidistante, si bien es cierto que en la calle algunos lectores lo perciben como cercano al oficialismo. Díaz Rangel, presidente fundador de la Federación Latinoamericana de Periodistas, dijo a Página/12 que la oposición comete un error al desconocer la juramentación de Maduro y que en el país hubo clima de golpe de Estado.

–¿Como evalúa el rol de los medios en esta campaña?

–El papel de la mayoría de los medios fue en favor del candidato de la oposición, pero ha sido la conducta de los últimos diez años. Buena parte de la fuerza de la oposición está en el mensaje mediático antes que en la estructura de partidos. Los medios son su pieza fundamental.
–Desde 2002, el gobierno ha impulsado una red de medios públicos, ¿no contrarrestan a los privados?
–Yo creo que han fracasado. Por ejemplo, hay 200 emisoras radiales comunitarias en el país y nadie sabe su eficiencia ni hasta dónde llegan con las audiencias. Algunas compiten con las radios privadas, pero es un espacio desaprovechado. La mayoría de las emisoras son antigubernamentales y comentan las opiniones de la prensa antichavista. Hay un desbalance como consecuencia de la falta de capacidad de los medios del Estado, que no tiene nada que ver con los recursos ni con lo técnico.

–¿También el canal Telesur?

–Telesur cumple un rol importante para saber lo que ocurre en América latina. En relación con la información nacional, no compite con otros canales. Venevisión y Televen son los más vistos, concentran el 70 por ciento del audiencia. Antes eran antigobierno, después del referéndum del 2004 fueron más equilibrados y ahora volvieron a tener un sesgo favorable a la oposición, posiblemente porque vieron en la ausencia de Chávez la posibilidad de que ganara Capriles.
–Globovisión es marcadamente opositor y su presidente, Guillermo Zuloeaga, afirnó que vendió el canal porque, según dijo, se ha “vuelto inviable económica y políticamente”.
–Globovisión tiene una audiencia del 8 por ciento, la misma que Venezolana de Televisión (VTV), que es un canal del Estado, uno es totalmente a favor de la oposición, el otro a favor del Estado. Globovisión tiene mucha llegada a los sectores de clase medida. Zuloaga vendió una parte significativa de las acciones, alrededor del 50 por ciento, a un grupo de una compañía de seguros. Los nuevos dueños no anunciaron cómo va a ser el canal, ni se han visto cambios, imagino por lo convulsionada que está toda la situación ahora en el país. A mí me dijeron que no van a cambiar la política editorial, van a ser críticos pero sin caer en excesos.

–Usted apoyó el recuento de votos y, al mismo tiempo, dijo que el resultado es irreversible. ¿No ve en esto una contradicción?

–Si bien los resultados van a ser ratificados y no hay por qué dudar de un sistema que realiza 14 auditorías antes de la elección y una posterior, del 54 por ciento del sufragio, pienso que es lo mejor dada la reacción que generó la oposición al denunciar un fraude y ante los ocho muertos del chavismo. Me parece que es lo mejor por razones políticas.

–¿Qué consecuencias puede acarrearle a la oposición no reconocer la legitimidad de Maduro?

–Es un error porque la oposición, al empecinarse en desconocer a Maduro, podría poner en juego su propia legitimidad y buena parte del éxito de esta elección y de la de octubre, cuando Chávez superó a Capriles por seis millones de votos.

–Se habla de intento de golpe de Estado, ¿usted cree que es posible dada esta circunstancia?

–Maduro dijo que había derrotado el golpe y esto es importante. Los dos últimos golpes que se dieron en la región no siguieron con la norma de la intervención militar. Zelaya fue sacado del poder en Honduras por la vía entre comillas constitucional, avalada por el Tribunal Supremo y el Congreso. A Lugo, en Paraguay, le hicieron un golpe parlamentario. Maduro alertó sobre el clima de deslegitimidad que se estaba creando que apuntaba a aislarlo a él. Hay elementos parecidos al golpe de 2002: la gran manifestación a la que convocó Capriles para ir al CNE –y que después suspendió– podría haber generado una situación imprevisible. A esto se suma la presión de Estados Unidos y la campaña de los medios. Yo creo que se estaba a las puertas de este nuevo tipo de golpismo disfrazado.

Artículo:  Mercedes Lopez San Miguel
Fuente: Diario Pagina 12 

Capriles en el lomo de un tigre



Con el llamado a la calle hecho a sus seguidores y su trágico saldo de muertos y heridos, el ex candidato biperdedor se montó en un tigre. Encaramarse no es tan difícil, el problema es bajarse de la fiera. El capital político que Capriles acumuló desde que ganó las primarias de la MUD, con cuadernos electorales quemados de inmediato, quedó comprometido con su iracundo desconocimiento de Nicolás Maduro como presidente electo. Seguir jineteando la fiera es una temeridad. Bajarse de la misma, un peligro mortal.

La conducta del ex candidato después del 14-A no es una novedad. Ya la había anunciado como una crónica de García Márquez. El 8 de abril declaró: “Yo no soy el mismo del 7 de octubre (de 2012). Si creen que somos pendejos se quedarán con las ganas”. En esta frase insinuaba que el presidente Chávez le hizo fraude el 7 de octubre y que se lo repetirían el 14 de abril de 2013.

No sólo Capriles Radonski, decenas de articulistas y opinadores de la derecha desbordaron los medios anunciando un fraude –lo vienen haciendo desde el referéndum de 2004- y exigiendo al ex candidato biperdedor que desconozca los resultados, “excepto si gana”. El señor Yon Goicoechea ya anunciaba un fraude chavista para el 7-O. Capriles llamaría su gente a la calle y “lo que habrá esa noche será una decisión militar que, de ser equivocada, generará una masacre” (El Universal, 25-09-2012).

Eso no ocurrió. Para las elecciones de 2013 escribió a Capriles en el mismo diario (09-04-2013): “El 14-A puedes ganar o perder. En mi opinión, ganes o pierdas, el CNE declarará vencedor a Maduro”. Otro dirigente de la oposición, ayer enemigo de la Cuarta República y hoy su amante tardío, Pérez Marcano, redactó (El Nuevo País, 10-04-2013): “Quien en realidad otorgaría legitimidad a los resultados del CNE sería el reconocimiento de Capriles. Si la oposición no reconoce los resultados podrán estar en el marco de la “legalidad” del régimen, pero ante el mundo serían ilegítimos. Por tanto Capriles no debería reconocer un resultado distinto a su victoria”.

Goicoechea habla de masacre. Pérez M. anuncia un “polvorín social. Tragedia de inconmensurables e impredecibles consecuencias que podría barrer con dicho régimen”. Otros se suman a estos oscuros presagios si Capriles acepta su derrota. Pues no la aceptó y no reconoce al CNE ni al presidente electo y hasta tira ultimátum. Esta decisión ha provocado nueve muertos, más de un centenar de heridos, muchos CDI destrozados y varias casas del PSUV incendiadas que la lápida mediática intenta negar y sepultar

Dos frases evidencian una lectura errada del país. Al día siguiente de la victoria incuestionable de Nicolás Maduro, El ex candidato biperdedor dijo que el régimen se cae “con un empujoncito”. Con la misma euforia, el jefe de PJ, Julio Borges, escribió que “la revolución quedó herida de muerte”. A la luz de la resistencia popular y la unidad cívico-militar fraguada por el Comandante Supremo, Hugo Chávez, se le puede recitar a la burguesía amarilla aquel verso del dramaturgo español, José Zorrilla, en el que advierte: “Los muertos que vos matáis gozan de buena salud”. También está muy saludable el tigre del que Capriles no halla cómo apearse.

Artículo: Earle Herrera
Fuente: Aporrea