Con el llamado a la calle hecho a sus seguidores y su
trágico saldo de muertos y heridos, el ex candidato biperdedor se montó en un
tigre. Encaramarse no es tan difícil, el problema es bajarse de la fiera. El
capital político que Capriles acumuló desde que ganó las primarias de la MUD,
con cuadernos electorales quemados de inmediato, quedó comprometido con su
iracundo desconocimiento de Nicolás Maduro como presidente electo. Seguir
jineteando la fiera es una temeridad. Bajarse de la misma, un peligro mortal.
La conducta del ex candidato después del 14-A no es una
novedad. Ya la había anunciado como una crónica de García Márquez. El 8 de
abril declaró: “Yo no soy el mismo del 7 de octubre (de 2012). Si creen que
somos pendejos se quedarán con las ganas”. En esta frase insinuaba que el
presidente Chávez le hizo fraude el 7 de octubre y que se lo repetirían el 14
de abril de 2013.
No sólo Capriles Radonski, decenas de articulistas y
opinadores de la derecha desbordaron los medios anunciando un fraude –lo vienen
haciendo desde el referéndum de 2004- y exigiendo al ex candidato biperdedor
que desconozca los resultados, “excepto si gana”. El señor Yon Goicoechea ya
anunciaba un fraude chavista para el 7-O. Capriles llamaría su gente a la calle
y “lo que habrá esa noche será una decisión militar que, de ser equivocada,
generará una masacre” (El Universal, 25-09-2012).
Eso no ocurrió. Para las elecciones de 2013 escribió a
Capriles en el mismo diario (09-04-2013): “El 14-A puedes ganar o perder. En mi
opinión, ganes o pierdas, el CNE declarará vencedor a Maduro”. Otro dirigente
de la oposición, ayer enemigo de la Cuarta República y hoy su amante tardío,
Pérez Marcano, redactó (El Nuevo País, 10-04-2013): “Quien en realidad
otorgaría legitimidad a los resultados del CNE sería el reconocimiento de
Capriles. Si la oposición no reconoce los resultados podrán estar en el marco
de la “legalidad” del régimen, pero ante el mundo serían ilegítimos. Por tanto
Capriles no debería reconocer un resultado distinto a su victoria”.
Goicoechea habla de masacre. Pérez M. anuncia un “polvorín
social. Tragedia de inconmensurables e impredecibles consecuencias que podría
barrer con dicho régimen”. Otros se suman a estos oscuros presagios si Capriles
acepta su derrota. Pues no la aceptó y no reconoce al CNE ni al presidente
electo y hasta tira ultimátum. Esta decisión ha provocado nueve muertos, más de
un centenar de heridos, muchos CDI destrozados y varias casas del PSUV
incendiadas que la lápida mediática intenta negar y sepultar
Dos frases evidencian una lectura errada del país. Al día
siguiente de la victoria incuestionable de Nicolás Maduro, El ex candidato
biperdedor dijo que el régimen se cae “con un empujoncito”. Con la misma euforia,
el jefe de PJ, Julio Borges, escribió que “la revolución quedó herida de
muerte”. A la luz de la resistencia popular y la unidad cívico-militar fraguada
por el Comandante Supremo, Hugo Chávez, se le puede recitar a la burguesía
amarilla aquel verso del dramaturgo español, José Zorrilla, en el que advierte:
“Los muertos que vos matáis gozan de buena salud”. También está muy saludable
el tigre del que Capriles no halla cómo apearse.
Artículo: Earle Herrera
Fuente: Aporrea
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